domingo, 7 de octubre de 2012

En muchas ocasiones nuestra alma extraña la presencia de esos seres con los que te gustaría compartir el mayor tiempo posible.

Otras veces tu añoranza se dirige hacia un árbol, una escalera escondida, un arroyo cantarín.

Pero lo único importante es permanecer tan alegre como la misma naturaleza, sólo así diremos todos las noches: ¡Y Colorín, colorado, hoy muy bien me lo he pasado!

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